No me digas que si te lo ofrezco… no lo cogerías ejjej
Hoy quiero contarte una anécdota de la banana. Se trata de los almidones que tiene en su composición. Si quisiéramos comernos la banana cruda prácticamente todo el almidón que tiene pasaría como fibra no podríamos absorberlo. Pero nuestra microbiota tampoco podría fermentar.
Cuando cocinamos la banana los almidones cambian su estructura y entonces podemos absorberlos y nutrirnos con ellos.
Pero estudiando los tipos de fibra que tienen estos alimentos se ha podido comprobar que tanto la banana como la patata, batata y en menor medida el arroz, tienen en su composición mucho almidón que al ser cocinado y seguidamente enfriado se consigue una estructura que no somos capaces de absorber.
Es lo que se llama Almidón Resistente y resulta que es un tipo de fibra que al estar en nuestro intestino y no absorberlo, alimenta a nuestra Microbiota y ésta se encarga de producir unos ácidos grasos súper beneficiosos para nosotros, uno de ellos el Ácido Butírico.
Se trata pues de cocinar los alimentos ricos en Almidón, seguidamente enfriarlos a ser posible en la nevera para cuando vayamos a consumir si queremos atemperar.
Verás como a partir de ahora repetiré estos conceptos y buscaré siempre activar este tipo de almidón en los alimentos porque es crucial la diversidad de la Microbiota intestinal para nuestra salud y si no la alimentamos es imposible mantenerla.
Vamos con la receta.
La verdad esque me gustan las recetas que no tengan muchos ingredientes. Me agobia no poder hacer la receta por faltarme algo de las listas interminables de ingredientes… jejeje
Así al menos ésta cumple todos mis gustos 🙂 Ahí va la preparación.
Vamos a pelar la banana y trocearla en rodajas de como mucho un dedo de grosor. Las freímos en aceite o bien de oliva o de coco.
Las sacamos y en la tabla de cocina y con la ayuda de la base de un vaso los aplastamos y dejamos lo más finitos posibles. Y vuelta a la sartén hasta que cojan un poquito de color.
Los sacamos agregamos azúcar de coco y canela por ambos lados y reservamos en la nevera, para que se forme el almidón resistente.
Por otro lado ponemos la crema de coco de lata (3 cucharadas soperas muy frías) en el vaso de la batidora y con las varillas las montamos (realmente no suben pero la consistencia es cremosa como en la foto). Aquí si quieres puedes poner más azúcar de coco, yo no lo puse.
Y a la manga pastelera.
Para emplatar ponemos una lámina de banana frita + coco + banana frita + frambuesa «Berry Good» o fresas o trozos de frutas…
Ahora se me viene a la mente un montón de opciones más. Esta que os comparto es muy sencilla, con un fuerte sabor a coco ya que no he usado mucho azúcar de coco.
Bueno… decidme qué os parece? Tener limitaciones con el Síndrome de Intestino Irritable no se ve tan mal si se pueden comer estas cositas, ¿no?
Con amor ♥ Mª Ángeles Díaz
Este video introduce la idea de un enfoque integral hacia la salud. A lo largo del contenido se reflexiona sobre cómo "somos lo que comemos, absorbemos, pensamos y sentimos". Se resalta la interconexión entre nuestros órganos, nuestras emociones y el entorno. Destaca que hábitos como el estrés afectan la digestión, e incluso, cómo respirar influye en la memoria, citando investigaciones de Nazareth Castellanos, neurocientífica.
Ideas clave:
Referencia clave: Hipócrates, padre de la medicina, como precursor del enfoque integrativo.
Veamos si esta mentoría es para ti.
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